El templo de Delfos, se hizo célebre gracias a la fórmula eterna grabada sobre su frontón:
"Cónocete a tí mismo y conocerás el universo y los dioses". Lo que es menos conocido es que para llegar allí, tuvimos que cruzar inmensas plantaciones de olivares sagrados, y a lo largo del camino, participar en sucesivos rituales de purificación que le otorgaban un considerable espacio al aceite de oliva.
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